viernes, 11 de junio de 2010

Estudiantina de Empedrado 1975

Una primavera setentista reúne todos los condimentos para una historia romántica en su sentido más amplio, desde el amor de dos jóvenes estudiantes a los ideales que poblaban las mentes de muchachos y muchachas de aquellos años; la música, la política, el sexo, el amor y la pasión de creer que el mundo podía ser un mejor lugar donde vivir.

Susana y Juan Emilio tenían 17 años y cursaban el último del secundario en la Escuela de Comercio, ambos más de una vez fueron cautivados por las aguas del Paraná que miraban a través de los ventanales del tradicional colegio ubicado sobre la avenida costanera, pero a Juan Emilio lo seducían otras cosas a parte de la majestuosidad del río.

“Ella era de cabellos negros, tes blanca y ojos oscuros”, la describe en su e-mail enviado a radiohistoriasdeamor@gmail.com; Juan Emilio se transporta a treinta y cinco años atrás, a un fin de semana donde todo podía pasar, donde todo era posible.

“Comenzó en una estudiantina del año 1975 en Empedrado. Íbamos hasta la Perla del Paraná todos los cursos en el tren, El Gran Capitán que iba a Buenos Aires pero tenía parada en Empedrado”, cuenta lleno de nostalgia.

La pequeña localidad se convertía en esos dos días, sábado y domingo, entre el 21 y 23 de septiembre, en la Meca de los estudiantes secundarios que por lo general cursaban los últimos años y en muchos casos, aprovechaban la fiesta como una especie de despedida.

También había algo de trasgresión, para muchas chicas y chicos era la primera vez que se alejaban de Corrientes, por ende de sus padres, por eso para ellos el mundo estaba al alcance de las manos. Y en muchos casos, el mundo estaba en sus manos, se sentían totalmente vivos, casi inmortales.

Juan Emilio continúa en la descripción de aquel fin de semana que fue un paréntesis en la vida adolescente: “Se hacia campamento por dos días generalmente y allí eran muy frecuentes las historias de amor entre estudiantes, algunas perduraron otras quizás no, pero lo lindo de aquella época es que esas historias hoy a veces las vemos hechas realidad”.

Sin embargo el caso de nuestro protagonista no fue así, la vida, la cruel y real vida le tenía preparada una curva muy cerrada, un giro que cambiaría para siempre la existencia de Juan Emilio y su enamorada, Susana.

Una vez abajo del ferrocarril que tras su parada en Empedrado y depositar a esa legión de adolescentes y sus exultantes hormonas, siguió camino a la Capital Federal, la muchachada buscó un lugar donde establecer el campamento, por lo general siempre debía estar cerca de la playa y en las alturas de las barrancas. Juan Emilio no le sacaba de encima la mirada a Susana y no le dejaba de hablar, sabía que tenía controlado el partido.

Así, el fin de semana de estudiantina pasó colmado de música, vino, cerveza, puchos y para los menos pudientes, gaseosa con picadillo y galletitas. Los grupos nacionales que se destacaban en la época eran Zafari, Trocha Angosta, La Joven Guardia. Lito Nebia y los Gatos, también Carlos Biso y Conexión Numero 5.

De Corrientes Capital el grupo musical The Dandy Boys y también Los Rebeldes cuyo vocalista en aquella oportunidad es el hoy Fiscal General, Cesar Sotelo, testigos de aquellas veladas a orillas del río afirman que (cantaba muy bien).

Tras ese fin de semana épico, Juan Emilio había trabado una buena amistad con su cortejada Susana, claro que el quería mucho más que una amistad: “La invité a salir –dice- ella era algo muy especial para mi y así compartimos diversos encuentros y bailes en algunos boliches de aquella época porque quien suscribe fue DJ de KAKOSI (por Mendoza entre Bolívar y Belgrano)”, un boliche de moda en aquellos tiempos del ’75, “mientras ponía música Susanita me hacía compañía en la cabina”

Y así fue como ambos protagonistas de nuestra historia de amor setentista empezaron un noviazgo intenso, pero como todo lo bueno dura poco, la relación giraría bruscamente para tener un abrupto final.

“Fuimos novios desde los 17 hasta los 20 años. El final fue porque fui convocado a Mar del Plata a prestar Servicio Militar en una base de la Fuerza Aérea. Cuando volví a Corrientes al año y medio siguiente, Susana ya estaba casada”, revela Juan Emilio en el epílogo de su relato.

A pesar de ese final mantiene un gran cariño por Susana, su amor adolescente de mediados de los ’70, ella se había portado como lo que es, una dama con todas las letras. “Ella me llamó para comentarme de su decisión que contraía enlace y ahí entendí, más el tiempo que transcurrió después, que fue mi primer Gran Amor”.

Hoy y tras casi cuatro décadas, Juan Emilio y Susana suelen cruzarse a menudo en las calles de Corrientes, se saludan a veces apurados por los avatares cotidianos, y cuando hay tiempo, “recordamos con cariño esos tiempos”, cuenta nuestro protagonista.

Ambos mantienen el estado civil de divorciados.-